La contaminación por plástico debido a su uso excesivo en todo el mundo es actualmente un problema medioambiental de primer orden: en 2016 se produjeron más de 335 millones de toneladas de plástico a nivel mundial y según las previsiones de la Ellen MacArthur Foundation este número podría duplicarse para 2030. Como ha advertido IIDMA durante una conferencia sobre Economía Circular que reunió a diferentes expertos del sector en Madrid, es necesario tomar medidas de forma urgente sobre el problema de la contaminación por plástico,
La tragedia que esconden estas cifras es que el plástico producido en masa continúa durante siglos en el planeta provocando un gravísimo problema de contaminación que afecta tanto a los océanos como la zona terrestre provocando daños en la biodiversidad, el medio ambiente la economía y la salud. Actualmente se han contabilizado más de 6.300 millones de residuos de plástico que se acumulan en nuestro planeta, y 400 Mt de CO2 son liberadas durante su producción mediante combustibles fósiles cada año.
Por esta razón, una serie de organizaciones, entre ellas IIDMA, han realizado un llamamiento para que se adopte un convenio internacional para hacer frente a este grave problema. La ONU ha realizado diferentes campañas de concienciación en este sentido, y el G7 y G20 han lanzado planes de acción para combatir la basura marina, destacando la Cumbre de 2015 del G7, liderada por la presidencia de Canadá, que fijó la meta de llegar a “cero residuos” mediante el uso de plástico 100% reutilizable, reciclable o de compostaje. Además de ello, existen diferentes tratados internacionales que perfilan el marco jurídico de la protección del medio ambiente de la contaminación por plásticos y otros desechos, algunas pioneras: Convención de Londres sobre la Descarga de Desechos (1972), MARPOL- Convenio Internacional para la Prevención de la Contaminación por los Buques (1973), UNCLOS- Convención de Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (1982) o el Convenio de Basilea (1989). Pero esto no es suficiente; es necesario avanzar en regulaciones más específicas y a nivel estatal.
“La clave pasa por actuar en el momento de producción de plásticos, ya que es imperativo reducir su fabricación. De esta forma no sólo se reducen los residuos sino también las emisiones de CO2 producidas en las fases de elaboración. Hay que trasladar el énfasis que se otorga a la gestión y reciclaje de residuos por herramientas legales que reduzcan su producción. De lo contrario los residuos de plástico acabarán por convertirse en un problema de gestión casi imposible, y las emisiones habrán impactado de modo irreversible en el planeta al contribuir al cambio climático. Actuar de inmediato es esencial” afirma Ana Barreira, Directora de IIDMA.