Madrid, 4 de Junio de 2020.- La celebración del Día Mundial del Medio Ambiente este 5 de junio plantea un año más la revisión del estado actual del planeta, que en 2020 está marcado por los efectos de la pandemia de la Covid-19 y la clara relación que ésta tiene con la salud de los ecosistemas, pero además los retos medioambientales siguen latentes y muy lejos de lograrse una solución, al menos, satisfactoria.
El Día Mundial del Medio Ambiente 2020 lleva por lema “La Hora de la Naturaleza” y tanto Naciones Unidas, como instituciones y ONG intentan este año que la sociedad tenga un papel más activo para reclamar a los gobiernos que sus planes de recuperación económica tras la pandemia no lleven al mundo a escenarios de mayor riesgo para los ecosistemas y, por tanto, para la especie humana. Eso significa un nuevo llamado a hacer efectiva la aplicación de los marcos jurídicos medioambientales existentes: Nuestra supervivencia depende de la supervivencia y el respeto de la biodiversidad.
Para el Instituto Internacional de Derecho y Medio Ambiente (IIDMA), será en esta fase, también llamada post-confinamiento, en la que se debe decidir si de verdad hay voluntad de implementar todos los mecanismos medioambientales como base de la recuperación económica, que hagan valer su transversalidad y sean motor también del desarrollo social y favorezcan una transición justa.
En España, como en la Unión Europea (UE) y en el plano internacional, son muchas las políticas, acuerdos y leyes que en materia medioambiental dan soporte a los objetivos de transformación que necesita el mundo, muchos de ellos centrados en la protección de la naturaleza. El confinamiento causado por la pandemia inició cuando Europa y España estaban ya en una emergencia climática, eso muestra que la normalidad previa no era buena para el planeta.
El marco jurídico y los acuerdos medioambientales deben ser objeto de aplicación a la altura de lo que la ciencia, la sociedad, y la propia naturaleza, exigen tanto a gobiernos como a agentes económicos y ciudadanos. En su contenido están muchas de las respuestas a los retos como el cambio climático, la pérdida de la biodiversidad, la contaminación, la desertificación de la tierra y otros problemas causados por la intervención humana en los ecosistemas.
La fase de recuperación económica que tratan de impulsar España y Europa, deben tener en cuenta todos estos instrumentos jurídicos y políticos para no ir en contra de la evidencia científica y seguir poniendo en riesgo a la naturaleza, base de nuestro desarrollo y supervivencia. La Evaluación de la Plataforma Intergubernamental Científico-Normativa sobre Biodiversidad y Ecosistemas (IPBES) de 2019, ya advertía de la amenaza del surgimiento de nuevas enfermedades infecciosas por la fragmentación de los hábitats a causa de la destrucción provocada por las actividades humanas, y ese aviso fue ignorado.
Para avanzar en estos retos, en España es necesario que se incentive el respeto a la profusa normativa ambiental que tenemos reforzando para ello el conocimiento por parte de todos los actores así como el marco institucional con la creación de órganos de cooperación, coordinación y vigilancia. Al mismo tiempo, en este momento se dan algunos pasos importantes con leyes como las de Cambio Climático y Transición Energética, el proyecto de Ley de Residuos y otros mecanismos, que son una oportunidad para reconducir el resultado ante desafíos ambientales.
Otras áreas que deben fortalecerse son la educación ambiental; la impartición de justicia, con mayor formación y medios para la Judicatura; los esquemas de gobernanza entre los diferentes niveles de gobierno, que garanticen una mayor cooperación entre administraciones central, autonómicas y municipales.
“Para proteger la naturaleza necesitamos un enfoque sistémico. Para ello, es necesario mayor coordinación entre todos los acuerdos multilaterales de medio ambiente y los ODS junto con un compromiso firme para alcanzar todos sus objetivos. El Pacto Verde de la Unión Europea es un buen intento para construir ese enfoque respetando los límites de nuestro planeta. Un paso importante viene representado por las estrategias de biodiversidad 2030 y de la Granja a la Mesa recientemente adoptadas por la Comisión Europea”, declara Ana Barreira, Directora del Instituto Internacional de Derecho y Medio Ambiente.