Madrid, 12 de diciembre de 2024 – El octavo informe anual de Insure Our Future, titulado Within Our Power, revela que en las últimas dos décadas las aseguradoras han tenido unas pérdidas globales de alrededor de 600.000 millones de USD por los fenómenos meteorológicos causados por el cambio climático. Se trata de grandes pérdidas por costes climáticos que las aseguradoras han estado repercutiendo sistemáticamente a los asegurados.
De acuerdo con el informe, que también evalúa las políticas sobre combustibles fósiles de las principales treinta aseguradoras mundiales, Mapfre se coloca en el duodécimo puesto mundial en cuanto a restricciones en el aseguramiento de combustibles fósiles y el noveno en materia de desinversión. La compañía ha dado pasos significativos comprometiéndose a no invertir en empresas que proyecten más de 300 MW de capacidad instalada basada en carbón, ni en aquellas que obtengan un 20% o más de sus ingresos de la extracción o producción anual de carbón térmico superior a 20 millones de toneladas. Si bien estas acciones buscan mitigar las emisiones sustanciales de CO₂ y sus graves repercusiones ambientales, sus políticas aún enfrentan importantes desafíos.
Por ejemplo, no existe un compromiso claro por parte de Mapfre de evitar la adquisición de nuevos bonos de empresas relacionadas con la expansión de minas de carbón o infraestructuras relacionadas. Aunque la aseguradora ha establecido ciertos umbrales relacionados con el carbón y se compromete a no invertir en empresas que los superen, todavía podría adquirir bonos de empresas que desarrollen nuevas minas de carbón y que no excedan esos umbrales, contribuyendo así a la expansión de los combustibles fósiles.
Por otra parte, aunque Mapfre afirma no invertir en ni asegurar a empresas de petróleo y gas que no cuenten con un plan de transición sólido, el procedimiento de cómo definir estos planes carece de detalles específicos, dejando espacio para inversiones en proyectos de expansión en estos sectores.
Respecto al aseguramiento de proyectos de carbón, Mapfre se compromete a no asegurar «la construcción de nuevas plantas de generación eléctrica que funcionen con carbón ni la explotación de nuevas minas”. Tampoco “asegurará los proyectos de construcción y montaje de nuevas infraestructuras que den servicio exclusivamente a la construcción y/o explotación de minas de carbón térmico o de centrales térmicas de carbón”. Sin embargo, la compañía contempla excepciones que serán evaluadas mediante sus sistemas internos de análisis ESG (por sus siglas en inglés, Environmental, Social and Governance), considerando además factores como el nivel de desarrollo del país según la clasificación de las Naciones Unidas, su dependencia del carbón y la disponibilidad de alternativas renovables o de bajas emisiones de carbono.
Por tanto, Mapfre podría continuar asegurando e invirtiendo en ciertas empresas de carbón y/o petróleo y gas que planean desarrollar nuevos proyectos de carbón y/o de exploración y producción de hidrocarburos, a pesar de afirmar que no invierte en empresas de combustibles fósiles sin un “plan de transición energética que permita mantener el calentamiento global entorno a 1,5 ºC”, como declara en sus compromisos ambientales en inversión y suscripción.
A pesar de estos desafíos, la compañía destaca como una de las aseguradoras con mayor avance en España, aunque la adopción de políticas estrictas podría reforzar su posición en transición climática.
El contexto global: el papel crítico de las aseguradoras en la crisis climática
En el informe se destaca que la expansión de los combustibles fósiles sigue siendo económicamente insostenible, ya que las pérdidas climáticas atribuibles a las aseguradoras (10.600 millones de USD) casi igualaron a las primas obtenidas de este sector (11.300 millones de USD) en 2023.
El análisis también revela que siete aseguradoras europeas, entre ellas Allianz, AXA, Aviva y Zurich, han registrado pérdidas de 3.230 millones de dólares, superando ampliamente los ingresos obtenidos por las primas de seguros relacionadas con carbón, petróleo y gas, que alcanzaron 2.200 millones de dólares.
En promedio, las aseguradoras obtienen muy pocos ingresos -menos del 2% del total de primas- directamente del sector de combustibles fósiles, por lo que no tienen una dependencia económica significativa de este sector. Por lo tanto, esta situación evidencia que las aseguradoras tienen una oportunidad para aprovechar su independencia e imponer condiciones más estrictas al sector, protegiendo al mismo tiempo el 98% restante de su negocio ante los crecientes riesgos asociados al cambio climático, originados en gran medida por la industria de los combustibles fósiles.
Generali, una aseguradora italiana, se posicionó como líder al establecer políticas de restricción que abarcan toda la cadena de valor del petróleo y gas, superando a Allianz en el Scorecard de este año.
Impactos de 2024: inundaciones, tormentas y el coste humano del cambio climático
El análisis de Insure Our Future declara que la industria en su conjunto se ha estancado en la acción climática efectiva, olvidando a la población local de todo el mundo, poniéndola ante riesgos crecientes sin protección y haciéndola asumir costes exorbitantes por problemas en los que tuvo poca o ninguna responsabilidad.
En 2024, los desastres climáticos han dejado una huella devastadora. La tormenta Henk en el Reino Unido, con lluvias extremas cuatro veces más intensas de lo habitual, debido al cambio climático, generó pérdidas aseguradas por 190 millones de USD. En España, las inundaciones catastróficas en Valencia, que con una intensidad inusitada debido al calentamiento global, provocaron cientos de muertes, poniendo de manifiesto la urgencia de fortalecer la resiliencia climática.
“En España estamos padeciendo los impactos devastadores de sequías e inundaciones intensificadas, tal es el caso de las inundaciones producidas por el paso de la DANA en Valencia en octubre pasado que se ha cobrado vidas y afectaron gravemente a poblaciones que tardarán en recuperar la normalidad”, declara Ana Barreira, Directora del IIDMA. “Sin embargo, las aseguradoras siguen apostando por las primas a los combustibles fósiles que, a pesar de representar tan solo el 2% de sus carteras, tienen consecuencias que van mucho más allá de sus balances”, concluyó.
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