Transición agroecológica: un paso urgente y crucial para la lucha contra el cambio climático

Cambiar el modelo agroalimentario es una de las claves para la supervivencia del planeta. Sin una transición agroecológica será casi imposible contener el calentamiento global por debajo de 1,5º y mitigar de forma efectiva los efectos del cambio climático. Es una de las conclusiones de los participantes en la Jornada organizada por el Instituto Internacional de Derecho y Medio Ambiente (IIDMA) en la sede de la Representación de la Comisión Europea en Madrid para presentar diferentes datos y conclusiones del trabajo enmarcado dentro del Proyecto europeo EUKI “Reducir las emisiones del sector agrario, una acción ineludible tras el Acuerdo de París”. Como se afirmó durante la jornada, si no se reforma el actual sistema de producción agroalimentario, hoy en día muy lejos del ser sostenible, en 2050 harán falta 2,8 planetas para su mantenimiento, según datos de la organización WWF España.

Durante el acto IIDMA presentó el informe “Cutting Emissions from Farming”, realizado por CE Delft dentro del proyecto EUKI. Este informe identifica y analiza una amplia gama de medidas de mitigación aplicables en el sector agrario, así como las principales barreras existentes para su aplicación. A pesar de que las barreras financieras se identificaron como un obstáculo muy relevante, la falta de conocimiento y formación se dibuja como una dificultad con una importancia decisiva: los profesionales del sector desconocen muchas de las medidas, su efectividad o beneficios, lo que provoca incertidumbre y desconfianza general hacia su adopción.

Bajo estas condiciones, los agricultores y ganaderos no están interesados en asumir los riesgos y las inversiones que podría requerir una transición agroecológica, aunque este nuevo modelo tiene grandes beneficios para ellos al incrementar su importancia en la cadena de producción, aumentar los beneficios y la calidad de los productos.

¿La solución? Fomentar la concienciación de los ganaderos y agricultores sobre la necesidad de un cambiofacilitar el acceso a ayudas y a datos relevantes, garantizar una mayor información y formación. Es necesario crear un escenario de mayor seguridad a través de políticas coherentes a largo plazo, cuya ausencia crea incertidumbre, miedo a la inversión y lentitud en los cambios.

“El actual modelo agroalimentario es insostenible e incompatible con los objetivos del Acuerdo de París. Como han dejado claros los últimos informes del IPCC, tenemos cada vez menos tiempo para evitar una debacle en nuestro planeta. La transición agroecológica debe ser un pilar de las políticas de lucha contra el cambio climático y para ello los responsables políticos deben asegurar políticas coherentes a largo plazo, que ofrezcan certidumbre y rentabilidad a los productores que ponen en marcha nuevas prácticas más sostenibles” afirma Massimiliano Patierno, ingeniero ambiental de IIDMA y coordinador del proyecto en España.

Así, la importancia del sector agrario como responsable y víctima de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) debe ser central en el desarrollo de las políticas climáticas. El panorama actual abordado durante el evento es decisivo para los próximos años: con la versión final del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) planeada para antes de fin de año, con la nueva PAC en pleno proceso de reforma, y con el Ministerio de Agricultura que ya trabaja en la elaboración del Plan Estratégico de la PAC, la voluntad política de los Gobiernos hoy va a ser decisiva para los próximos años, en los que estos instrumentos desarrollarán sus efectos.

Las medidas de mitigación del sector agrario

Las medidas propuestas por el Informe del proyecto EUKI incluyen:

  • Producción ganadera: Almacenamiento de estiércol, digestión anaeróbica del estiércol, manejo animal (optimización de la alimentación, mejor salud del ganado, semen sexado) y transición a un modelo extensivo de ganadería.
  • Gestión de suelo y nutrientes: Conservación y secuestro de carbono en el suelo, gestión de fertilizantes sintéticos (ajuste del aporte de nitrógeno e inhibidores de la nitrificación) y gestión de fertilizantes orgánicos (fijación biológica de nitrógeno y utilización de compost y digestato).
  • Uso de suelo: cambio en los productos agrarios, agrosilvicultura, conversión a otro uso.

Estas medidas deben complementarse con un cambio en el modelo de dieta y desperdicio alimentario en nuestra sociedad: menos alimentos procesados, producciones certificadas que garanticen alimentos producidos de forma sostenible (en especial fomentando los productos de sistemas extensivos) o fomentar el aumento del consumo de legumbres y verduras y reducir el de carne. Un cambio a una dieta sostenible supondría reducir en un 25% los GEI o una reducción del 23% de la huella hídrica, además de beneficios sociales y económicos, como mayor bienestar de la población, ahorro en el gasto en sanidad pública y cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

Durante la Jornada intervinieron junto a IIDMA las organizaciones WWF España, SEO/BirdLife, UPA (Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos) además del Ministerio de Transición Ecológica (MITECO) y el de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA). Todos los profesionales coincidieron en señalar la importancia de cambios urgentes en el modelo, la necesidad de fomentar la transición hacia una ganadería extensiva, garantizar un mayor apoyo a la agricultura familiar, aumentar la cooperación entre países y asegurar un marco legislativo más ambicioso desde un pisto de vista climático.

Proyecto EUKI

La jornada estaba enmarcada dentro del Proyecto EUKI, un proyecto a nivel europeo impulsado por el Ministerio Federal Alemán de Medio Ambiente, Conservación de la Naturaleza y Seguridad Nuclear (BMUB). Los países participantes son Alemania, Francia, Irlanda, España y Hungría. Entre sus objetivos principales están: aumentar el conocimiento entre todos los actores sobre el potencial de mitigación del sector agrario frente al cambio climático y los co-beneficios ambientales y socioeconómicos asociados a la aplicación de medidas de mitigación; crear nuevas redes de alianzas entre todos los interesados y asegurar la consecución de una voluntad social y política real para conseguir un marco legislativo ambicioso sobre clima y agricultura.