- Su reconocimiento permitiría garantizar de mejor forma otros derechos y que no se transgredan los límites de la Tierra
Madrid, 9 de diciembre de 2020.- El reconocimiento de un medio ambiente adecuado como derecho fundamental, tanto a nivel internacional y nacional, es esencial para garantizar el equilibrio ecológico del Planeta y, en consecuencia, proteger la salud. Actualmente, el desequilibrio ecológico ha llevado a la irrupción y evolución de la pandemia de la Covid-19.
Con motivo de la celebración del Día Internacional de los Derechos Humanos (DDHH) este 10 de diciembre, el Instituto Internacional de Derecho y Medio Ambiente (IIDMA) reitera su llamamiento a avanzar en situar el derecho a un medio ambiente adecuado y sano como un derecho fundamental, sin el cual no se podrían garantizar a plenitud otros derechos humanos.
La evidencia científica no ha dejado de advertir sobre los efectos que tiene en la vida de las personas el cambio climático, el deterioro en la calidad del aire, la degradación de la tierra, la escasez del agua y la pérdida de la biodiversidad. No debe olvidarse que ya en 2019 la Evaluación de la Plataforma Intergubernamental Científico-Normativa sobre Biodiversidad y Ecosistemas (IPBES), advertía de la amenaza del surgimiento de nuevas enfermedades infecciosas por la fragmentación de los hábitats a causa de la destrucción provocada por las actividades humanas, y ese aviso fue ignorado.
La celebración del Día Internacional de los DDHH en 2020 está marcada por los efectos de la pandemia de la Covid-19, que al tener un origen animal y, por tanto, una clara relación con el estado de los ecosistemas, obliga a reconocer al medio ambiente como derecho fundamental, y ello incide en una mejor defensa del derecho a la vida, a la salud, al agua, a la alimentación y, por supuesto, a un aire limpio.
En España, la Constitución que recién cumplió 42 años de su votación, refleja al medio ambiente como un principio rector de la política social y económica, pero no como derecho fundamental, con ello su grado de protección está supeditado a lo que establezcan las normas de protección ambiental. Una reforma del artículo 45 para hacer ese reconocimiento permitiría una protección especial en la vía jurisdiccional.
En una reciente intervención en la Universidad de Columbia el secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, ha alertado que “la humanidad está librando una guerra contra naturaleza” y ésta siempre responde “con fuerza creciente y furia”, y que de forma paralela las leyes ambientales tienen una mayor implantación y “al menos 155 Estados miembros de la ONU han reconocido legalmente que el medio ambiente sano es un derecho humano”.
A su vez, el relator de Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Derechos Humanos, David R. Boyd, ha dicho recientemente que la “crisis ecológica” que se vive debe aprovecharse “para asegurar el reconocimiento de este derecho y si es reconocido por todas las naciones podría ser el derecho humano más importante del siglo XXI.
Con un presente que muestra de forma tan contundente los impactos de la degradación ambiental en la vida de las personas, se juntan la necesidad individual y colectiva de tener un medio ambiente que reconocido como derecho fundamental permita una protección con mayores garantías y sirva para hacer frente a la crisis ecológica.
“La mayoría de los litigios climáticos se han basado en la vulneración de derechos fundamentales como el derecho a la vida o el derecho al respeto de las personas a su vida privada y familiar, de su domicilio por la falta de reconocimiento del derecho fundamental a un medio ambiente adecuado. Sin embargo, con los conocimientos científicos con los que contamos en la sociedad actual, es urgente ese reconocimiento pues al mismo tiempo servirá para garantizar que no se transgreden los límites del planeta” declara Ana Barreira, abogada senior y Directora del Instituto Internacional de Derecho y Medio Ambiente.