[Artículo publicado originalmente en El Economista]
Acaba de comenzar la vigesimoséptima Conferencia de las Partes (COP27) de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (CMNUCC), adoptada hace 30 años en la Cumbre de Río de 1992. Si bien se ha avanzado en la lucha contra el cambio climático, esos esfuerzos no han sido suficientes, tal y como alerta la ciencia y muestran los hechos —la ola de calor acaecida en Europa este último verano es un claro ejemplo—. Las medidas y políticas adoptadas por la comunidad internacional no están siendo suficientes para estabilizar las concentraciones de gases de efecto invernadero en la atmósfera y evitar un aumento de la temperatura por encima de 1,5º C. Denominada la “COP africana”, la conferencia este año se celebra en un momento de gran incertidumbre debido tanto a la invasión de Ucrania, que ha provocado un alto incremento de los precios de la energía y los alimentos, como a la sucesión de desastres climáticos extremos en diferentes partes del Planeta.
Es importante tener en cuenta que una COP es la reunión de los Estados que han firmado y ratificado la CMNUCC. Estos aprueban los puntos a incluir en la agenda y este año, una vez cerrado el Libro de Reglas del Acuerdo de París durante la COP26 en Glasgow, los principales temas a abordar son los siguientes:
La adaptación al cambio climático, puesto que es necesario realizar ajustes en los sistemas ecológicos, sociales o económicos en respuesta a estímulos climáticos reales o previstos y sus efectos o impactos. En la COP 27 comenzarán los trabajos del programa Glasgow–Sharm el-Sheikh (2022-2023), lanzado por el Pacto Climático de Glasgow, para definir el objetivo mundial relativo a la adaptación cuyo objeto es aumentar la capacidad de adaptación, fortalecer la resiliencia y reducir la vulnerabilidad al cambio climático y contribuir al desarrollo sostenible. Se espera el acuerdo de métricas en esta materia al igual que existen para la mitigación. Al mismo tiempo, dicho Pacto hizo un llamamiento para que los países desarrollados dupliquen, como mínimo, la provisión de financiación para adaptación a los países en desarrollo en base a los niveles de 2019 para 2025, para aumentar su capacidad de adaptación al cambio climático. El Consejo de Ministros del pasado 20 de septiembre autorizó una contribución voluntaria al Fondo de Adaptación de la CMNUCC de 30 millones de euros.
Las pérdidas y daños relativos a los impactos destructivos del cambio climático que no pueden evitarse por medio de la mitigación ni de la adaptación. Los países en desarrollo, que son los que menos han contribuido al cambio climático, intentarán conseguir apoyo financiero de los países desarrollados para cubrir los costes de las pérdidas y daños a los que tienen que hacer frente. La conferencia de las partes acordó finalmente que esta cuestión esté dentro de su agenda tras un año de trabajo que culminó con 48 horas de consultas informales.
Ante el fracaso en alcanzar la cantidad de 100.000 millones de dólares anuales de financiación climática en 2020 para los países en desarrollo, acordada en la COP15 de Copenhague, en la COP26 se hizo un llamamiento para lograrlo urgentemente. El Consejo de la UE del pasado 24 de octubre se comprometió a alcanzar esa cantidad en 2023 recordando que es el principal contribuyente internacional de financiación climática. En la COP27 se trabajará para asegurar dicha cantidad y se iniciarán las deliberaciones para lograr un nuevo objetivo de financiación climática post 2025.
Finalmente, progresar en el balance mundial para evaluar el avance colectivo en la aplicación del Acuerdo de París. Si bien el primer balance mundial se realizará en 2023, en la COP27 tendrá lugar uno de los tres “diálogos técnicos” a realizar en el período 2021-2023. El resultado de dicho balance aportará información a las Partes que tendría que incentivar una mayor ambición climática ya que deberán, en ese momento, actualizar y mejorar sus medidas y su apoyo de conformidad para alcanzar los objetivos del Acuerdo de París.
En el ambiente de la COP27 estará presente el resultado del reciente informe del Secretariado de la CMNUCC sobre las contribuciones determinadas nacionalmente (CDN), que muestra que la suma del nivel de ambición de los países para mitigar el cambio climático no es suficiente para evitar la subida de temperatura del planeta por encima de los 2 ºC. La UE aún no ha presentado aún su CDN actualizada, por la que se compromete a reducir en al menos un 55% sus emisiones, ya que la negociación de paquete de medidas denominado “Fit for 55%” sigue en curso.
A la vista de su agenda, en dos semanas podremos evaluar si la COP27 ha logrado sus objetivos o, por el contrario, el contexto geopolítico ha frenado la acción tan necesaria ante los avatares climáticos consecuencia de las peligrosas interferencias antropógenas.
Ana Barreira
Ana Barreira es directora y abogada del Instituto Internacional de Derecho y Medio Ambiente (IIDMA). LL.M en Estudios Jurídicos Internacionales (New York University) y en Derecho Ambiental (London University).