El Instituto Internacional de Derecho y Medio Ambiente (IIDMA) recuerda al Gobierno de Pedro Sánchez que el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC), cuyas líneas generales serán presentadas hoy, debe establecer 2025 como fecha de fin del carbón. De lo contrario, España no alcanzará los estándares de la OMS sobre calidad del aire y salud pública, ni con los objetivos establecidos por el Acuerdo de París para la lucha contra el cambio climático.
La OMS ha estimado que la contaminación del aire es responsable de más de 7 millones de muertes prematuras cada año, y que el 90% de la población mundial respira aire con una calidad por debajo de los estándares recomendados en sus Guías de Calidad del Aire (GCA). Las GCA se basan en un amplio conjunto de pruebas científicas relativas a la contaminación del aire y sus consecuencias para la salud, y establecen los umbrales y límites recomendados para los principales contaminantes del aire ambiente. Por su parte, los valores límite de contaminantes para la protección de la salud humana establecidos por la UE en la Directiva 2008/50/CE[1] relativa a la calidad del aire ambiente resultan en su gran mayoría más permisivos que los recomendados por la OMS. Por ello, IIDMA pide a los responsables políticos que se apoyen en las directrices establecidas por la OMS a la hora de elaborar sus políticas medioambientales en relación con la contaminación.
Varias grandes ciudades españolas, como Madrid y Barcelona, han sobrepasado ya los límites de la Directiva de Calidad del Aire en los últimos años. Esto ha llevado a la Comisión Europea a realizar advertencias a España para que se tomen medidas inmediatas, incluida la apertura de procedimientos de infracción. España, donde se contabilizaron 38.600 muertes prematuras, se situó en sexto lugar como país con mayor número de muertes prematuras de la UE en el último informe anual sobre la calidad del aire de la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA).
La directora de Medio Ambiente y Salud de la OMS, María Neira, que está estos días en España, ha reiterado en varias ocasiones la importancia de una transición energética que apueste por fuentes de generación menos contaminantes. El primer paso de esta transición es el abandono urgente de la producción de energía con carbón, uno de los combustibles fósiles más contaminantes y uno de los principales responsables del cambio climático, a cuyos efectos España es especialmente vulnerable. La contaminación atmosférica también tiene importantes impactos sobre el medio ambiente, ya que puede afectar directamente a la vegetación y a la fauna, así como a la calidad del agua y del suelo y a los ecosistemas que contienen. Además, puede causar lluvia ácida, que podría ser responsable de la pérdida de biodiversidad debido a la acidificación de suelos, lagos y ríos; o también fenómenos como la eutrofización, provocada debido a un exceso de nutrientes en un ecosistema acuático, principalmente nitrógeno y fósforo, y que afecta a la calidad del agua.
“Es imperativo que en España se sigan los estándares de la OMS sobre calidad del aire, trasladándolos a la normativa ambiental, ya que la contaminación es uno de los principales problemas de salud pública en este momento y afecta al derecho a la vida y el derecho a la salud. Las normas de calidad del aire de la UE son mucho más permisivas, y aun así España ha excedido también sus límites de contaminación, algo que la Comisión Europea ha criticado en varias ocasiones. Una de las fuentes principales de la contaminación en España son las emisiones de las centrales de carbón, por lo que es una prioridad política poner fin a la producción de energía mediante este combustible, como muy tarde en 2025. La salud pública debe ser un criterio fundamental para la elaboración de los Planes de Energía y Clima, así como de la futura Ley de Cambio Climático”, afirma Ana Barreira, directora de IIDMA.
*Además, IIDMA ha elaborado dos informes sobre los elementos que debe incluir el PNIEC:
[1] Directiva 2008/50/CE del Parlamento Europeo y del Consejo, de 21 de mayo de 2008, relativa a la calidad del aire ambiente y a una atmósfera más limpia en Europa, (DO L 152, de 11.06.2008).